Tras varios días de espera, más de 500 cisternas cargadas con diésel y gasolina han comenzado a ingresar a la refinería de Palmasola, en Santa Cruz, para descargar combustible. Este movimiento se produce en un contexto de grave escasez de carburantes que afecta a la región y al país en general.
Según datos de la Federación de Empresarios Cisterneros del Oriente, las cisternas varadas representan un volumen aproximado de entre 18 y 20 millones de litros de combustible, suficiente para abastecer entre 6 y 8 días de consumo en Bolivia. Sin embargo, la falta de pagos a las empresas proveedoras ha impedido que estos camiones descarguen en la refinería. YPFB ha reconocido que los retrasos en la descarga se deben a pagos pendientes con proveedores.
La escasez de combustible ha generado largas filas en las estaciones de servicio, afectando a sectores productivos y a la población en general. La Cámara Nacional de Industrias ha expresado su preocupación por el impacto en la producción de bienes esenciales como alimentos, bebidas y productos farmacéuticos.
El ingreso de las cisternas a la refinería busca promete aliviar la crisis de abastecimiento y reducir las colas en los surtidores. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica y requiere atención inmediata por parte de las autoridades competentes.
La falta de información y la desorganización en el proceso de distribución han generado desconfianza entre los transportistas y la población. Es fundamental que YPFB y el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas agilicen los pagos y coordinen eficientemente la distribución del combustible para evitar un colapso total en el abastecimiento.
FUENTE: EL DEBER